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Carlo A. Pelanda
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1991-10-4

4/10/1991

'Pax americana' y estrategia

La decisión de la Administración de George Bush de reducir unilateralmente el arsenal táctico y la rapidez de respuesta de teatro del sistema nuclear estadounidense se basan en tres razones: una contingente, una de carácter sistémico-global y una estructural sobre el plano nacional.1. La contingente se refiere a la urgencia de crear un ambiente político que favorezca el mantenimiento del control sobre el sistema nuclear soviético por parte del poder federal residual en la URSS. De hecho, la propuesta de Bush ofrece a Gorbachov la posibilidad de desmantelar el sistema nuclear soviético antes de que la historia desmantele definitivamente a la URSS. El énfasis recae sobre las armas nucleares tácticas y de teatro, es decir, aquellas armas que con más facilidad pueden caer en manos de nuevos sujetos en el curso de la fragmentación de la propia Unión Soviética. Este gesto es racional y probablemente constituye la única acción que desde el exterior puede ser útil para evitar la pérdida del control sobre millares de cabezas y sistemas nucleares móviles en el seno de la URSS.

Asimismo, Bush ha pedido al agonizante poder federal soviético, y de hecho a la Federación Rusa, colaborar tanto sobre el plano del control de la proliferación nuclear en el mundo como sobre el de la tecnología para desmantelar la infraestructura atómica. La traducción de tal propuesta al lenguaje real significa: Estados Unidos desea garantizar directamente: a) que el arsenal soviético se reduce realmente y queda confinado exclusivamente en las fronteras de la Federación Rusa, y b) que los conocimientos nucleares soviéticos no son comprados por otros Estados (por ejemplo, emigración de ingenieros y científicos, robo y venta de bombas y cabezas nucleares, por no hablar de vectores). -

2. Pero la iniciativa de Bush, leída entre líneas, esconde mucho más. De hecho, constituye una oferta de cooptar a Rusia como socio en el sistema de poder global americano. El hecho de que el mensaje de Bush haya sido explícitamente bilateral no significa otra cosa que lo siguiente: Estados Unidos reconocerá a la nueva Rusia un protagonismo mundial si la propia Rusia acepta una alianza exclusiva con Estados Unidos, es decir, una alianza que excluya a los europeos y a los japoneses del poder geoestratégico y nuclear.

El objetivo central de este movimiento es crear un acceso privilegiado al naciente mercado ruso para los intereses americanos, limitando al mismo tiempo la penetración europea y japonesa. La medida es racional en cuanto que el dominio sobre dicho mercado emergente significa vencer o perder la guerra económica en curso entre los imperios occidentales (que es el gran problema estratégico que se discute en las salas secretas de los Gobiernos desde 1989).

En el marco del neonacionalismo competitivo que caracteriza las relaciones Oeste-Oeste, Estados Unidos se encuentra en una situación de desventaja en el plano del potencial industrial y económico. Para remontar este desfase frente a Japón y la Comunidad Europea no disponen más que de dos armas: el acceso al propio mercado interno y la superioridad absoluta en el plano militar. En 1988, la Casa Blanca se dotó de un instrumento legal (la Ley de Comercio) que le permite cerrar el acceso a las naciones que compiten mediante distintas formas de proteccionismo (es decir, Estados Unidos dispone de un instrumento legal de disuasión y retorsión para gestionar estratégicamente las relaciones de mercado). Pero este instrumento resulta débil ante la formación del mercado interno europeo y la apertura de nuevos mercados. Por tanto, Estados Unidos se ha marcado como prioridad transformar su poderío militar en un valor económico de carácter estratégico. Parte del diseño consiste en asumir el monopolio de la seguridad nuclear mundial y de los sistemas espaciales para poder intercambiarlos con valores de mercado. Para gozar de tal monopolio, Estados Unidos debe hacer dos cosas: modernizar su propia red tecnológica-militar en torno y sobre el mundo para controlar las posibles fuentes de poderío nuclear y químico, y absorber la nueva Rusia en el sistema político de la pax americana. Y es exactamente esto lo que pretende ahorrando en armas inútiles para invertir en aquellas útiles, e intentando adelantarse a los europeos en la conquista de Rusia y de su potencial.

3. El tercer motivo del mensaje de Bush (probablemente decisivo por la elección del momento y de la forma) se refiere a la apertura anticipada de la campaña para las elecciones presidenciales. Todo apunta a que el Partido Demócrata puede recibir un gran apoyo y comprometer la reelección de Bush construyendo una plataforma populista-aislacionista caracterizada por la reorientación de la brújula del exterior al interior, cortando fuertemente los gastos ,de defensa. De hecho, Estados Unidos está viviendo un verdadero desastre económico y cada día es más difícil hacer que los nuevos millones de parados y una clase media en vías de rápida degradación acepten los costes del actual compromiso global norteamericano. Por tanto, la iniciativa de Bush pretende diluir los argumentos de los demócratas, ofreciendo por adelantado la perspectiva de una restricción gradual de los gastos de defensa en el ámbito de un lenguaje que recurre al nacionalismo americano como política de mantenimiento y crecimiento de la primacía de Estados Unidos en el mundo. En efecto, es vital para la bandera republicana no permitir que durante la campaña le sean arrebatados los temas internacionales; por tanto, deben volcarse en la movilización moral, donde la bandera demócrata se halla tradicionalmente en desventaja. Es importante subrayar este aspecto en cuanto que el pacto ofrecido por Bush a Gorbachov y Yeltsin implica la permanencia recíproca en el poder y, por tanto, una relación política mucho más sustancial de lo que acostumbran a ser las relaciones formales entre los Estados.

Estas claves de lectura son, obviamente, hipotéticas. Pero existe una fuerte sensación de que, mientras en Bruselas los aficionados del poder sueñan con una Europa de Lisboa a VIadivostok, en Washington los profesionales están construyendo una Amerasía como nuevo centro geopolítico y geoeconómico global.

Carlo Pelanda es profesor de Escenarios Estratégicos en la Universidad Libre Internacional de Estudios Sociales (LUISS) de Roma.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de octubre de 1991

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